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Aprendiendo a educar desde la familia

  • Foto del escritor: Verónica Seoane Antelo
    Verónica Seoane Antelo
  • 6 dic 2022
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 4 feb 2023

Sabemos que no existe el manual de cómo ser buena madre o buen padre, si bien, nosotros también podemos mejorar durante el desarrollo de esta compleja y apasionante labor.


Los niños, desde bien pequeños, aprenden viendo, el conocido “aprendizaje vicario”, con el que las personas formamos nuevos conocimientos. Por ello, una forma sencilla de que nuestros hijos integren nuevas rutinas (lavarse los dientes, hacer la cama, practicar deporte, mantener un comportamiento adecuado en la mesa, etc.), es guiarlos y acompañarles en esas experiencia.


Hay que ser conscientes de que los malos hábitos también los retienen, como por ejemplo, decir palabrotas, gritar, ser agresivos o demasiado autoexigentes. Así que… ¡cuidado!, dentro del hogar tenemos el primer lugar de aprendizaje y, seguramente, el mejor y más importante modelo que pueden tomar nuestros hijos.


Sabemos que las situaciones laborales no siempre permiten conciliar de forma óptima el tiempo con los hijos, pero entonces… ¿Cómo podemos manejar nuestro poco tiempo libre? ¿Soy un mal padre o madre por sólo poder sacar dos horas de mi tiempo con mi hijo? Claramente no. A veces no es tan importante la cantidad, sino la calidad del mismo. En los más pequeños, el momento de la ducha o la cena puede ser un tiempo muy valioso, así como leer un cuento antes de dormir. En los más mayores, acompañarlos en el trabajo que debe entregar en clase, explicar los deberes que no consigue entender, y siempre preguntar cómo le ha ido el día y cómo se siente. El aporte es mucho mayor siempre que esos momentos sean de dedicación al niño, y no tanto el pasar tiempo físico con él.


Hay que tener en cuenta que siempre podemos convertirnos en mejores padres, el aprendizaje es continúo y nunca está de más asesorarnos cuando lo consideremos oportuno. Los psicólogos clínicos y educativos nos centramos en la familia y en todos sus integrantes, con el fin de mejorar los roles individuales de cada uno de ellos y las relaciones intra e interpersonales. La adaptación debe ser constante a los nuevos tiempos, por lo que es esencial tener la mente abierta y ganas de hacer las cosas de forma diferente.



NGil Logopedia y Psicología en Tres Cantos

 
 
 

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