Se entiende que una persona con altas capacidades tiene un elevado potencial cognitivo, lo que popularmente se asocia a una gran inteligencia o cociente intelectual (CI). Si bien, en la actualidad se aborda desde un enfoque multidimensional, en el que para su detección se consideran también otras variables muy importantes del individuo: personalidad, creatividad, motivación o adaptación.
En primer lugar, es importante saber que las personas con altas capacidades son muy diversas; por lo que es complicado agruparlas con una serie de características concretas. Si bien, en muchas ocasiones la gestión de las emociones (su identificación, las reacciones o la propia comprensión de las mismas) puede generar un importante malestar en la persona y/o en sus diferentes contextos.
Hay dos cuestiones importantes para comprender qué aspectos tienen relevancia en esta intensa emocionalidad:
Hipersensibilidad sensorial: la información que reciben de los sentidos, es, a menudo, más intensa. Por ello, sus respuestas en algunas situaciones pueden parecer desproporcionadas, por ejemplo: reacciones ante ruidos cotidianos, escucha de sonidos que para otros son prácticamente imperceptibles, recuerdos significativos asociados a olores, intensa sensibilidad a la luz, selección de alimentos o algunas texturas, etc.
Sobreexcitabilidad: Dabrowski identificaba una serie de sobreexcitabilidades en personas con alta capacidad: psicomotora, sensorial, emocional, intelectual e imaginativa. La emocional explicaría las respuestas emocionales intensas, tanto en lo somático, como en la conducta como por los fuertes vínculos que generan.
Con frecuencia la percepción que tienen del medio es distinta, por tanto, la expresión de lo que piensan, sienten o viven también lo parecerá. Por esto, aprender a gestionar de forma más adaptativa sus respuestas ante diferentes situaciones es una cuestión muy importante:
Identificación. Aprender a conocer la naturaleza de sus emociones, qué fenómenos provocan sus respuestas desajustadas, poner nombre a lo que sienten (enfado, frustración, tristeza, etc.)
Regulación. Generar un progresivo autocontrol en cómo se sienten o de sus vivencias y ajustar la intensa percepción que viven de su alrededor, ya que con frecuencia tienden a polarizar sus emociones (tanto si son agradables como desagradables).
Expresión. Acomodar una respuesta ante otros y el medio que los rodea que se ajuste y tenga en cuenta las emociones de otros, con el objetivo de ser capaz de controlar sus respuestas (verbales, conductuales y fisiológicas). Por ejemplo: gritar, llorar con intensidad, controlar sus conductas, etc.
La gestión de emociones en altas capacidades es un reto continuo en las diferentes etapas vitales, si bien, en la infancia y adolescencia tiene gran importancia por su relación con el aprendizaje escolar y social. Por esto, esta etapa es especialmente sensible para lograr una vida adulta plena.
Pero... ¿y cuándo consultar con un especialista? Si percibes que las reacciones ante el aburrimiento, la frustración, la falta de motivación, los sentimientos de injusticia son habitualmente desproporcionadas; o bien que muestra una gran inflexibilidad a cambiar de opinión o entender las de otros o que experimenta celos o envidia entre hermanos/as son algunas de las dinámicas habituales; no dudes en contactar con nosotras. Somos especialistas tanto en la identificación, evaluación e intervención en personas con altas capacidades y asesoramiento a sus familias.
Ngil Logopedia y Psicología - Tres Cantos
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