Qué es el Trastorno del Desarrollo del Lenguaje (TDL) y cómo actuar ante una posible sospecha
- Gemma Puchades Ibáñez
- 27 dic 2022
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 4 feb 2023
El Trastorno del Desarrollo del Lenguaje (TDL), anteriormente denominado TEL (Trastorno Específico del Lenguaje), es un trastorno severo del neurodesarrollo que afecta a la adquisición y uso del lenguaje en todas sus modalidades (es decir, hablado, escrito, lenguaje de signos u otro), en el plano comprensivo y/o expresivo.
Se trata de un trastorno cuyo diagnóstico se vincula a los siguientes aspectos del desarrollo del lenguaje:
Un vocabulario reducido, en lo que se refiere al conocimiento y uso de palabras.
Estructura gramatical limitada; es decir, una capacidad significativamente por debajo de lo esperado para situar las palabras y las terminaciones de palabras juntas para formar frases basándose en reglas gramaticales y morfológicas.
Deterioro del discurso, referido a la capacidad para utilizar el vocabulario y conectar frases para explicar o describir un tema o una serie de sucesos o tener una conversación.
En este sentido, se observa que las capacidades de lenguaje están notablemente por debajo de lo esperado para la edad. Se trata de un trastorno que se inicia en las primeras etapas de adquisición del habla y se prolonga hasta la vida adulta, lo que produce limitaciones funcionales en la comunicación eficaz, la participación social, los logros académicos o el desempeño laboral, de forma individual o en cualquier combinación.
Es importante tener en cuenta que, para confirmar el diagnóstico de TDL, las dificultades no se pueden atribuir a un deterioro auditivo o sensorial de otro tipo, a una disfunción motora o a otra afección médica o neurológica y no se explica mejor por una discapacidad intelectual o retraso en el desarrollo.
La causa del TDL se desconoce. Las investigaciones sugieren que este tipo de trastorno puede manifestarse tanto por factores biológicos como ambientales o socioculturales.
SEÑALES DE ALARMA
En las primeras fases del desarrollo, las señales de alarma aparecen relacionadas con dificultades en aspectos básicos de la comunicación, como el contacto visual o la búsqueda y atención conjunta con el adulto. Otros aspectos frecuentes se vinculan a cierta tendencia a utilizar el gesto en sustitución de la palabra y a generarse cierto “balbuceo”, con menos consonantes.
Una vez que se inicia el habla, las señales de alarma se centran en la parte más puramente lingüística:
A los 24 meses: vocabulario expresivo menor de 50 palabras y no hay combinaciones de palabras. No comprende órdenes sencillas.
Entre los 24 – 36 meses: nulo o poco juego simbólico.
Entre los 36 y 42 meses: presentan omisiones, errores de palabras función y morfológicas.
En este sentido, es importante aclarar que las manifestaciones clínicas pueden ser muy diversas y no necesariamente deben cumplirse idénticas características.
ESTRATEGIAS DE APOYO PARA NIÑOS/AS CON DIAGNÓSTICO DE TDL
Es fundamental respetar sus tiempos: hablarle despacio, manteniendo la mirada, y permitirle dudar, sin forzar a responder rápidamente.
Facilitar la comprensión, aportando ayudas como gestos o apoyos visuales, utilizando estructuras simples, vocabulario sencillo, etc.
Fomentar la seguridad en sí mismo/a, reforzando sus logros y evitando correcciones directas. Como alternativa, resulta más efectivo ofrecer modelos lingüísticos correctos, o utilizar preguntas de alternativa forzada: preguntas que ofrecen dos posibilidades de contestación, una de las cuales es la correcta.
Aprovechar las rutinas diarias para estimular el lenguaje.
Si aparecen signos que hagan sospechar de un posible caso de TDL es muy importante consultar a un especialista, que pueda descartar o confirmar el diagnóstico e iniciar una intervención individualizada. Siguiendo el principio de plasticidad cerebral, cuánto más pronto comience el tratamiento, mejor será su pronóstico.
Otro aspecto fundamental a la hora de tratar sus dificultades es colaborar y coordinarse con los profesionales que intervienen con el niño/a en todos los contextos. Un tratamiento multidisciplinar en el que intervengan todos los agentes que forman parte del aprendizaje del niño/a, aportará una consistencia muy valiosa para su mejora. Del mismo modo, es imprescindible la colaboración de la escuela, llevando a cabo las adaptaciones oportunas y entendiendo las necesidades específicas.
No lo dudes, ante la mínima sospecha, consúltanos.
NGil Logopedia y Psicología en Tres Cantos