El Trastorno del Espectro de Autismo es un trastorno del desarrollo neurológico; es decir, se trata de una alteración evolutiva con una base biológica, que se suele detectar en los primeros años de vida. Afecta de forma significativa a las áreas de la comunicación e interacción social, así como a la conducta, donde es frecuente observar patrones repetitivos y restrictivos en el comportamiento, intereses o actividades.
El hecho de que se le denomine como “espectro” indica que se trata de un conjunto de signos que se manifiestan en formas y grados muy diversos, por lo que es común encontrar gran heterogeneidad de perfiles englobados en este diagnóstico.
El Trastorno del Lenguaje o TDL (Trastorno del Desarrollo del Lenguaje), anteriormente denominado TEL (Trastorno Específico del Lenguaje), es un trastorno del neurodesarrollo que afecta a la adquisición del lenguaje en la infancia. Quienes lo padecen, suelen presentar dificultades en la expresión y comprensión del lenguaje oral.
Los niños y niñas con TEL muestran serias dificultades para adquirir y desarrollar el lenguaje de manera natural, por lo que este proceso supone un gran esfuerzo para ellos, repercutiendo indiscutiblemente en otras áreas del desarrollo y de la vida de la persona que lo padece, como el desarrollo cognitivo, social y emocional.
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad es un trastorno del desarrollo neurológico, principalmente caracterizado por un patrón atencional alterado y/o signos de hiperactividad-impulsividad. Es frecuente encontrar, en estos perfiles, dificultades a nivel de funcionamiento ejecutivo, de conciencia temporal y/o espacial, así como coexistencia con problemas de comportamiento, del aprendizaje o trastornos de ansiedad.
Su repercusión sobre los ámbitos personal, social y académico/laboral puede llegar a ser muy significativa, llegando a afectar a la estabilidad emocional de quien lo sufre.
La alta capacidad afecta al 7% de la población, y comúnmente se conoce como superdotación. Estas personas suelen producir el lenguaje de forma temprana y se caracterizan por adquirir los aprendizajes con gran rapidez. Además, muestran mucha curiosidad, pueden ser muy creativos e interactuar con personas más mayores.
A menudo se observan diferencias entre su desarrollo cognitivo y emocional, ya que este último se corresponde con su edad cronológica, y suele ser fuente de malestar y conflicto.
Asimismo, las altas capacidades pueden presentarte con otros déficits en las funciones ejecutivas o de forma comórbida con otros trastornos del neurodesarrollo (TDAH, dificultades del aprendizaje, etc.), lo que es conocido como doble excepcionalidad.
La Discapacidad intelectual implica limitaciones en el funcionamiento cognitivo y en la conducta adaptativa, esto es, áreas referentes al lenguaje, el aprendizaje, la planificación, el autocuidado y/o la vida independiente. Su diagnóstico debe realizarse antes de los 18 años de edad. Está asociado a causas genéticas, biológicas, ambientales o de forma comórbida con otros trastornos.
Provoca gran repercusión para el logro de una vida autónoma, por lo que es imprescindible una intervención que facilite la potenciación de diferentes habilidades implícitas en las diversas etapas vitales.